lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Qué son las constelaciones familiares?

En esta nota hago una breve explicación de los principios de las constelaciones familiares, bajo esta filosofía de vida trabajo como terapeuta en Santiago de Chile y La Paz Boliva, donde estaré trabajando entre el 10 y el 21 de cotubre.

Bert Hellinger nació en Alemania en 1925, donde estudió filosofía, teología y pedagogía. Estuvo 16 años como misionero católico en Sudáfrica con los zulúes. Ejerció la enseñanza y el sacerdocio. Luego se formó en Dinámica de grupos, Psicoanálisis, Terapia primal, Psicodrama, Hipnosis Ericksoniana, Terapia Gestalt y Terapia Familiar Sistémica. Producto de una integración de estos abordajes terapeúticos desarrolló las configuraciones sistémicas, conocidas mundialmente como Constelaciones Familiares, donde el trabajo terapéutico es grupal y se centra en soluciones bajo los fundamentos de los órdenes del amor. Amor como una energía que une a los miembros de un sistema (familiar, organizacional, laboral, escolar, etc).
El primero de los órdenes es: todos tienen derecho a pertenecer. Nacemos vinculados y con una innata necesidad de pertenencia: familia, zona, cuidad, país. ¿Qué es lo que garantiza la pertenencia a un sistema? La buena conciencia, movida en la infancia por el amor ciego. Seguimos las creencias, reglas, costumbres de una tradición familiar y comunitaria. Interiormente cada uno es fiel a sus padres. Hacer algo distinto a las expectativas de los nuestros puede llevar a la exclusión del sistema, por ejemplo el hijo que decidió no ser abogado en una familia donde hasta el bisabuelo fue abogado. Al hacer algo distinto este hijo se siente culpable, pero a la vez esta mala conciencia es la única manera de crecer, luego puede reconciliarse con la familia y entonces el sistema crece. Somos también fieles sin conciencia de ello, como un hijo que se enferma para que los padres no se separen, o los sobrevivientes de un holocausto que quieren seguir a sus muertos en acto de fidelidad.
Pertenecen al sistema los padres, sus hermanos y hermanas, los abuelos, sus hermanos y hermanas, también los bisabuelos; las parejas anteriores de los padres, todos los que hicieron algo bueno y algo malo por el sistema. Nuestros hijos. Hay dos subsistemas básicos: la familia de origen y la que formamos nosotros.
Luego los órdenes del amor se refieren a la jerarquía en el tiempo: los que llegaron antes tienen prioridad y el amor fluye a través de ellos a los que llegan después. El orden es más importante que el amor, sin orden el amor no puede fluir, es como un río cuyo caudal tratamos de obstruir o detener. Cuando se reconoce el orden la relación puede logarse. Los órdenes no son dogmáticos.
Debe haber equilibrio entre dar y recibir para que una relación prospere. Como dijimos, los padres dan y los hijos reciben, la única manera en que ellos pueden devolver esto a la vida es teniendo a su vez hijos. En la pareja se debe equilibrar lo que se da y recibe, cuando mi pareja hace algo bueno por mí lo retribuyo dándole un poco más, y cuando me hace algo malo, también le hago algo malo pero menor a lo que me hizo, entonces podemos mantener el equilibrio respetando al otro.
Una configuración sistémica se puede trabajar de manera individual y grupal. Individualmente se trabaja con palitos de distintos tamaños que nos permiten plantar nuestra imagen interna. El trabajo grupal se da en un taller con varios participantes, ellos se distribuyen de forma circular, sentados, y el constelador se ubica de manera que pueda observar a todos. Los que quieren trabajar su asunto levantan la mano y explican en pocas palabras de qué se trata. Hay una silla vacía a la derecha del constelador y la va a ocupar la persona que trabaje. El constelador sintoniza con la persona y su situación, trabaja con una mirada fenomenológica, sin intención, sin emoción y vacío de sus propios contenidos. Formula algunas preguntas y le pide al cliente que elija entre los participantes a los representantes de su sistema. Todo el que ha trabajado como representante puede dar cuenta de las sensaciones ajenas que lo toman durante la constelación.
Una vez que se han ubicado en el campo de conocimiento, que es el espacio en torno al que todos están sentados, el constelador les pegunta uno a uno qué es lo que sienten. Hay una primera imagen que es la diagnóstica y plantea el conflicto o la exclusión y una imagen final que es ordenada y permite que el amor fluya. En los pasos intermedios el constelador sintoniza con los representantes y se orienta a reconocer las cosas como son, eso es lo que lleva al orden en el sistema. El constelador no fuerza ningún movimiento, lo guía hacia la reconciliación.
Las personas que son elegidas se pueden sentir tan afortunadas como el que trabajó en su sistema, porque además de poder sentir como otro, la conciencia del representante se amplía y puede llegar a comprensiones respecto a su propia familia.
Hay varios tipos de constelaciones: familiares, jurídicas, organizacionales y pedagógicas para enfermedades y síntomas. Así que la aplicación terapéutica es amplia y siempre tiene que ver con vinculación y relaciones entre distintas personas.

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