viernes, 26 de agosto de 2011

El jardinero de Tagore

En momentos dramáticos, que no dejan de ser ciertos, la poesía nos ayuda a sobrevivir. Aquí una pequeña selección que hice de El Jardinero, de Rabindranath Tagore (1861-1941). Se acerca al amor y la vida reflexivo y sensible, abandonándose en lo misterioso e insondable.


26

—Tomaré lo que quieres darme, nada más te pido.
—Sí, sí, ya te conozco, mendiguito, y sé que quieres cuanto tengo.
—Si me dieras esta pequeña flor la llevaría sobre mi corazón.
—¿Y si tiene espinas?
—La tomaría también.
—Sí, sí, ya te conozco, mendiguito, y sé que quieres cuanto tengo.
—Una mirada de tus ojos amorosos endulzaría mi vida por toda la eternidad.
—¿Y si mi mirada fuera cruel?
—Guardaría su herida en mi corazón.
—Sí, sí, ya te conozco, mendiguito, y sé que quieres cuanto tengo.



27

—Cree en el amor, aunque sea una fuente de dolor. No cierres tu corazón.
—Amigo mío, tus palabras son oscuras, no puedo entenderlas.
—El corazón se ha hecho para entregarlo con una lágrima y una canción, amada mía.
—Amigo mío, tus palabras son oscuras, no puedo entenderlas.
—La alegría es frágil como una gota de rocío y muere sonriendo. Pero la pena es poderosa y tenaz. Deja que un doloroso amor despierte en tus ojos.
—Amigo mío, tus palabras son oscuras, no puedo entenderlas.
—El loto prefiere florecer al sol y morir, a estar encerrado en el capullo durante un invierno inacabable.


—Amigo mío, tus palabras son oscuras, no puedo entenderlas.

28

Tu mirada, ansiosa y triste, quiere adivinar mi pensamiento.
También la luna quiere penetrar en el mar.
Conoces toda mi vida, pues nada te escondí. Por ello no sabes nada de mí:
Si mi vida fuera una gema, la rompería en cien pedazos y con ellos haría un collar que pondría en tu cuello.
Si mi vida fuese una simple flor, pequeña y suave, la arrancaría del tallo para colocarla en tu pelo.
Pero mi vida es un corazón, amada mía ¿y cuáles son sus límites?
No conoces las fronteras de este reino, a pesar de reinar en él.
Si mi corazón no fuera más que placer, florecería en una sonrisa feliz y lo comprenderías en un instante.
Si no fuera más que dolor, se derramaría en claras lágrimas y reflejaría en silencio su secreto.
Pero es amor, amada mía.
Su placer y su dolor son infinitos, su miseria y su riqueza son eternas.
Está tan cerca de ti como tu misma vida, pero nunca podrás conocerlo del todo.


33

Te amo. Perdóname mi amor. Me apresaste como a un pájaro extraviado.
Mi corazón se estremeció tanto que cayó su velo.
Cúbrelo de piedad, amado, y perdóname mi amor.
Si no puedes amarme, perdóname mi dolor.
No me mires de lejos, con desprecio. Me acurrucaré en mi rincón y no me moveré en toda la noche. Taparé mi vergüenza con mis manos.
No me mires, amado, y perdóname mi dolor.
Si me amas, perdóname mi alegría.
Si mi corazón se precipita en un torrente de felicidad, no te rías de mi peligroso abandono.
Cuando sentada en mi trono te gobierne con la tiranía de mi amor; cuando te conceda mis favores como una diosa, disculpa mi orgullo, y perdóname mi alegría.

34

Amor, no te vayas sin despedirte de mí.
He velado toda la noche, y ahora el sueño pesa sobre mis ojos.
Si duermo, temo perderte.
Amor, no te vayas sin despedirte de mí.
Me sobresalto y tiendo mis manos para tocarte.
Me pregunto: ¿Es un sueño?
¡Si pudiera enredar tus pies con mi corazón y estrecharlos contra mi seno! Amor, no te vayas sin despedirte de mí.

47

Si así lo quieres, dejaré de cantar.
Si mi mirada alborota tu corazón, apartaré mis ojos de tu rostro.
Si al encontrarme te estremeces, iré por otro camino.
Si cuando tejes tu guirnalda mi presencia te incomoda, me alejaré de tu jardín solitario.
Si cuando pasa mi barca el agua del río se agita tumultuosa no remaré más hacia tu orilla.


48

Líbrame de las cadenas de tu ternura, amor mío. No me ofrezcas más el vino de tus besos.
Este vapor de pesado incienso oprime mi corazón.
Abre las puertas y deja paso a la luz de la mañana.
Estoy perdido en ti, envuelto en los dobleces de tus caricias.
Sálvame de tus sortilegios, devuélveme la virilidad. Te ofreceré, entonces, un corazón libre.
50

Cansado y desilusionado, prosigo mi viaje.
¿Cómo podría alcanzar el cuerpo la flor que sólo puede tocar el espíritu? Amada, mi corazón desea encontrarte día y noche, como se encuentra la muerte devoradora.
Quiero ser arrastrado por ti como por un huracán. Toma cuanto tengo, destruye mi sueño y llévate mis fantasías. Róbame la vida.
Gracias a esta destrucción, a esta absoluta desnudez de mi alma, convirtámonos en un solo y hermoso ser...
Ay, mi anhelo es inútil. La única esperanza de comunión completa reside en ti, Dios mío.
65

¿Es tu voz la que oigo?
Ha llegado la noche, y el cansancio me oprime como los brazos suplicantes de una enamorada.
¿Me llamas tú?
Te he dado todo mi día; ¿quieres robarme también mis noches, cruel tirana?
Todo tiene fin, y a cada uno corresponde la soledad de la noche.
¿Por qué tu voz la desgarra y viene a abrasar mi corazón?
La noche ¿no canta ante tu puerta su canción de cuna?
¿Nunca se elevan por encima de tu altiva torre las estrellas de alas silenciosas?
¿No caen nunca en el polvo, en dulce agonía, las flores de tu jardín?
¿Por qué me llamas, atormentada? Deja que los suaves ojos del amor velen y lloren en vano.
Deja que arda tu lámpara en la casa desierta.
Que la barca vuelva a su casa a los labradores fatigados...
Abandono mis sueños y acudo a tu llamada.

70

Recuerdo que un día, cuando era niño, eché un pequeño barco de papel al arroyo. Era un caluroso día de julio, y yo estaba solo y encantado con mi juguete.
Eché un pequeño barco de papel al arroyo.
De pronto, aparecieron unas enormes nubes tormentosas, el viento acudió en torbellino y empezó a llover torrencialmente.
Las olas de agua fangosa cubrieron el arroyo y arrastraron mi pequeño barco.
Pensé amargamente que la tormenta no tenía otro propósito que destruir mi dicha.
Hoy, nublado día de julio que se hace largo, recuerdo esos juegos de la vida en los que siempre perdí.
Iba a recriminar a mi destino por tantos fracasos, cuando, de pronto, he recordado el pequeño barco de papel que naufragó en el arroyo.

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